GUIONES DE TEATRO DE MILA OYA

El clan de los Mexetes por Mila Oya


EL CANTO DE LAS AVES




       Este es un término empleado para designar una amplia variedad de manifestaciones vocales de las aves, que sirven para transmitir informaciones relacionadas con el apareamiento. Unas pocas especies son mudas (por ejemplo, las cigüeñas y ciertos pelícanos y buitres), pero la mayoría emiten sonidos de uno y otro tipo.
       Particularmente en un grupo, el de los pájaros cantores o canoros (suborden oscines del orden pasariformes), las vocalizaciones están ordenadas para formar una secuencia reconocible de notas, en general de más de un tipo y que guardan cierta relación unas con otras. Esta relación suele ser relativamente fija, y origina un patrón específico de vocalización conocido como “canto” del ave en cuestión.
       No siempre es fácil distinguir entre el “canto” y la “llamada” de un ave. La nota de llamada suele ser única (a veces se trata de una misma nota repetida), como en el caso de las llamadas de vuelo de los pinzones o las de comida de los paros, pero ciertas vocalizaciones que funcionalmente se incluyen en la categoría de cantos son poco más o menos que notas de llamada repetidas. Como ejemplos cabe citar el canto de ciertos chorlitos y palomas. De hecho, tales aves son incapaces de emitir un sonido similar al de las verdaderas canoras, ya que solamente éstas tienen siringe, órgano vocal de complejidad suficiente para producir sonidos diversos y variables. Así, pues, el canto de las no oscines ha de limitarse a simples arreglos y modificaciones de las notas de llamada.

       En los verdaderos pájaros canoros, una especie determinada puede exhibir una amplia gama de vocalizaciones, desde simples notas de llamada hasta un canto elaborado, con patrones de notas de llamada, relativamente sencillos, en medio. Al principio de la estación de cría, antes de haberse desarrollado totalmente el canto, éste, sólo se compone, a veces, de unas notas simples. Sin embargo, el canto verdadero suele ser fácilmente reconocible por su complejidad musical.
       La principal diferencia entre el canto y otros tipos de sonidos emitidos por las aves se basa en las circunstancias en que se producen. En la mayor parte de los casos, el canto está relacionado con la reproducción. Es una parte importante del comportamiento territorial, ya que la mayoría de los pájaros canoros lo emplean para establecer, delimitar y defender el territorio de cría. Es frecuente que el macho cante situado en un lugar especial, de forma que sus oyentes pueden localizarlo con mayor facilidad. Si, al principio de la estación de cría, un macho recién llegado a una zona oye a otro cantar vigorosa y repetidamente desde el mismo árbol, tendrá la seguridad de que se trata del propietario de aquel territorio, y, en consecuencia, se irá a otra parte. Por lo tanto, se puede considerar el canto como una forma de evitar las luchas por un territorio. Sólo se producen combates cuando no hay espacio suficiente para todas las parejas en celo, o, en menor grado, en los límites entre unos y otros territorios.




       Parece que el canto es también importante para mantener los lazos entre las parejas y para que éstas sincronicen sus actividades durante la época de cría. Como otras funciones relacionadas con la reproducción, está regulado por la secreción de hormonas sexuales en los testículos o en el ovario, y suele considerarse acertadamente como parte importante de la exhibición sexual.
       Por el contrario, los otros tipos de vocalizaciones se emplean en circunstancias que están poco o nada relacionadas con la actividad sexual. Como ejemplos tenemos las ya citadas llamadas de vuelo o de alimentación, así como las numerosas vocalizaciones que sirven para establecer la comunicación entre padres e hijos. Se trata, pues, de medios encaminados a la supervivencia del individuo y no a la conservación de la especie, que es lo que constituye la finalidad primordial del canto.




       Debemos hacer mención de los sonidos instrumentales producidos por las aves, que a no ser por su origen, cabría incluir entre la categoría de Canto, entendido este como una serie de notas, generalmente de más de un tipo, emitidas en sucesión y relacionadas de forma que se puede reconocer una secuencia o pauta en el tiempo. Desde el punto de vista funcional, estos sonidos relacionados con la exhibición sexual, ciertamente pueden considerarse como una forma de canto. Entre ellos se incluye el tamborileo que producen contra el suelo las plumas de la cola de la agachadiza al soplar el viento entre ellas cuando el ave se cala, el que produce el carpintero cuando golpea rápidamente con el pico las ramas u otras estructuras resonantes, el ruidoso aleteo que acompaña el cacareo de los faisanes y el batir de alas de los pichones durante sus vuelos de exhibición.
      El canto de algunas especies es mucho más complejo. En el PETIRROJO Petirrojo (Erithacus rubecula), por ejemplo, el repertorio contiene más de 1300 motivos diferentes, y hay individuos que emplean varios centenares de ellos. Esta diversidad depende en gran parte de las combinaciones y permutas de los elementos que constituyen cada motivo. Se introducen asimismo cambios de organización de los motivos y parece que el ave es capaz de improvisar hasta cierto punto, sobre el tema de cada motivo.
       El petirrojo nos proporciona un ejemplo de ave cuyo canto resulta musical y agradable a cualquier oído humano. Cualquiera que sea la definición de música, la mayoría de las personas consideran musicales los cantos de muchas especies de aves. El MIRLO Mirlo (Turdus merula), el RUISEÑOR Ruiseñor (Luscinia megarhynchos), el tinamú de América Central, el carnicero policromo de Australia y el solitario de las montañas Rocosas constituyen solo algunos ejemplos de las muchas aves notables por uno u otro aspecto de sus cantos, que resultan muy agradables. La cadencia de las unidades que constituyen el canto, es evidentemente uno de los factores importantes de su efecto, tanto sobre otras aves como sobre los seres humanos. Suele ser única para cada especie: así ocurre con la aceleración que puede apreciarse en el canto del pinzón o del lagópodo escandinavo, la variación observable al comparar las dos notas por segundo del MOSQUITERO común Mosquitero (Phylloscopus collybita), las 300 notas por ocho segundos del CHOCHÍN Chochín (Troglodytes troglodytes), o los cambios de velocidad y variaciones de motivo del ruiseñor o de la curruca capirotada.
       Pero en algunas especies intervienen en el canto más de un individuo. En varias especies de horneros (furnáridos) y motmots (momótidos), ambos miembros de la pareja cantan a dúo. Otros grupos aún llegan a más, ya que los dos sexos alternan su contribución al canto conjunto, en lo que demuestran una perfecta sincronización. Así sucede, por ejemplo, en algunos tiranos (tiránidos), chochines (troglodítidos), alcaudones (lánidos) y barbudos (capitónidos). En muchas de estas especies la sincronización entre las dos aves llega a tal punto que sólo parece cantar un animal. El mimetismo invita también a algunas aves a emplear las vocalizaciones de otras, dentro de las características de su propio canto. Es bien conocida la capacidad imitativa de los loros, los cuervos y los minás, pero existen otras muchas especies que, en condiciones naturales, incorporan en sus cantos las vocalizaciones de aves distintas, e incluso otros sonidos. El estornino pinto, Sturnus vulgaris, el sílvido, Acrocephalus palustris, el Minus Polyglottos y el jardinero capilla, Chamydera maculata, constituyen ejemplos sobresalientes de ello. Se ha comunicado el caso de un sinsonte que entonaba parte de los cantos de otras 30 especies por lo menos. Y un estornino que anida en el tejado de la casa del autor de estas líneas imita a más de 22 especies de aves propias de Inglaterra, así como a ovejas, perros y seres humanos. Pero es probable que los mejores imitadores sean las aves del paraíso, las aves lira y los jardineros australianos, que mimetizan no sólo a una amplia variedad de otras aves y mamíferos, sino a gran cantidad de sonidos inanimados, desde la bocina de un automóvil hasta el agua que cae en un cubo. Sin embargo, hasta el momento se desconoce la función de tal desarrollo en la capacidad imitativa.
       Además de la posesión de plumas y de las ventajas derivadas de este hecho, es posible que la característica más sobresaliente de las aves, en conjunto, sea el uso de vocalizaciones en el canto. La capacidad de cantar ha llegado en ellas a un grado más elevado que en cualquier otro grupo de animales, con la excepción del hombre, y en la mayor parte de las especies desempeñan un papel fundamentalmente en su existencia.

P.M.D.


OTROS EJEMPLOS DE CANTOS DE AVES:

GARZO Ardea purpurea
MOSQUITERO Phylloscopus trochilus
VENCEJO Apus apus
TARABILLA Saxicula torquata
COLIRROJO Phoenicurus ochruros





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