GUIONES DE TEATRO DE MILA OYA

La Jaula por Mila Oya





       La Dionea (Dionaea muscipula) es una pequeña planta carnívora también llama "Atrapamoscas" que en los últimos años se ha puesto muy de moda y podemos encontrarla en cualquier tienda de flores. Su atractivo aspecto hace que regularmente sea adquirida por amantes de las plantas que a pesar de sus buenas intenciones y su pasión por la jardinería, una y otra vez sufran la frustración de no conseguir sacarla adelante eso que no precisa de demasiados cuidados.
       El motivo del fracaso que suelen sufrir los propietarios de la Dionea no es otro que la falta de conocimientos sobre el cuidado de la misma.
       Este artículo de Más Cosas pretende dar unas sencillas indicaciones que unidas a la dedicación del propietario garantice un éxito seguro. Lograr que la pequeña planta adquiera su máximo esplendor, llenándose de bocas abiertas dispuestas a la comida, es el objetivo que a buen seguro alcanzaremos si seguimos a raja tabla los consejos de los expertos.

       Es muy corriente encontrar a la atrapamoscas en las floristerías o tiendas especializadas en la primavera. Desde luego debemos elegir el ejemplar que ofrezca mejor aspecto. Que tenga más bocas abiertas, que presente una apariencia saludable, sin ramas secas ni bocas negras. Una vez adquirido es una buena opción introducirlo con su maceta dentro de un copón de cristal o pecera que habremos cubierto de arcilla humedecida. La Dionea requiere un alto grado de humedad que de este modo conseguiremos sin demasiadas dificultades.
       Esta planta es originaria de Carolina del Norte en EEUU allí crece en el exterior en suelo muy pobre. En otras latitudes del planeta, más templadas, es siempre una planta de interior. Por ello deberemos buscarle en nuestro domicilio un emplazamiento agradable con mucha claridad, humedad correcta y sin que los rayos del sol incidan directamente sobre ella. La habilidad del propietario y la observación de la planta nos indicará el lugar más adecuado para situarla.

       Existe una peculiaridad de la que debemos ser conscientes. La Dionea observa un largo periodo de inactividad que puede alargarse hasta los seis meses. Normalmente sucede en abril, sin embargo como los expertos que cultivan y distribuyen esa planta en las floristerías son muy conocedores de la misma, suelen manipular los tiempos, mediante la exposición a la luz, temperatura y humedad, de tal modo que cuando está a la venta alcance su máximo esplendor y se presente atractiva a los compradores. Por este motivo en muchas ocasiones los aficionados se sorprenden que a los pocos días de haber adquirido su preciosa plantita y sin todavía haber tomado ninguna medida sobre sus cuidados, esta se muestre triste, se oscurezca, pierda las bocas y aparentemente termine muriendo.
       Podemos evitar o al menos reducir o minimizar esta etapa de inactividad hasta solo unos meses, cortando un pequeño pedúnculo que anuncia la llegada de este periodo en la planta. Del mismo corazón de la Dionea acostumbra a brotar una pequeña ramita recta que se eleva sobre la planta y que sería el tallo de una pequeña flor blanca donde se originarían las semillas. Por todos los medios debemos impedir la floración. De otro modo nuestra plantita se reduciría sorprendentemente y adquiriría una apariencia mortecina durante muchos meses, privándonos del maravilloso espectáculo de las bocas abiertas y de la posible caza.
       Hasta ahora nos hemos conducido muy correctamente. Le hemos proporcionado a este ejemplar insectívoro un emplazamiento correcto, muy luminoso y un grado alto de humedad, además de impedir el florecimiento de la misma cortando con una tijera el pedúnculos que ha brotado del mismo centro de la planta con vocación de elevarse sobre ella.

       Nos toca ahora centrarnos en sus cuidados diarios. Para ello debemos comenzar por evitar en toda medida el agua con cal. Es fundamental para el desarrollo de la Dionea que le proporcionemos abundante agua pero que no contenga ni sales minerales ni cal. Sobre las condiciones del agua nos encontramos con diversas teorías entre las que podemos elegir las que nos parezcan más adecuada. Unos consideran que el agua de la lluvia es la más ajustada para su riego. Sin embargo con la polución que reina en nuestras ciudades no parece muy aconsejable la alternativa. El agua destilada que se puede conseguir sin demasiadas dificultades en tiendas especializadas puede ser una opción más exitosa. Hay autores que aconsejan mezclarla con agua del grifo en proporción 1:10, pero siempre teniendo presente que nuestra plantita detesta la cal, es decir, que en zonas de aguas muy duras debe evitarse esa mezcla.
       Siempre tendremos presente que nuestra atrapamoscas se alimenta mediante sus trampas. No requiere abonados pues el nitrógeno la perjudica gravemente hasta producirle la muerte. Es preferible evitar por completo el abono y dejar que ella misma se alimente a través de los insectos. De todos modos debemos tener presente que puede permanecer sin alimento durante meses. Si tuviésemos la suerte de encontrar abonos especialmente indicados para la Dionea este problema quedaría resuelto pero lo más habitual es que estos no estén al alcance de los aficionados. La opción alternativa es cambiar de maceta nuestra planta después de un año, teniendo presente que el sustrato debe ser muy pobre y no estar abonado. Quizás nos sea más fácil encontrar este tipo de sustratos pobres en sustancias minerales que un abono especialmente dedicado a la dionea.

       Lo que la Dionea reclama constantemente es agua. Jamás nos debemos olvidar de proporcionarsela. El sustrato de la planta debe estar húmedo constantemente y si hemos optado por mantenerla dentro de una copa grande de cristal o pecera con bolitas de arcilla, nos preocuparemos que siempre tenga un dedo de líquido que por supuesto estará libre de cal y de sales minerales. El agua debe de ser ácida y no básica. Un porcentaje en el pH de 5,5 o 6 de acidez es el óptimo para el desarrollo de la misma. Jamás, jamás debemos rociar nuestra planta. El agua debe mojar el sustrato pero nunca las trampas de la dionea.
       La temperatura adecuada para la dionea es de entre 18 grados centígrados y 26 en verano y por el día. Le favorecen los cambios de temperatura bruscos. Por ello por la noche sería positivo que bajase drásticamente. Entre 5 grados centígrados y 10 se encontraría encantada. Durante el tiempo de inactividad los riegos serán mucho más escasos y se permitirá que la planta descanse en un lugar fresco y luminoso hasta que decida que ha llegado el instante de volver a adquirir su máximo esplendor. Esta etapa debería coincidir con el invierno. Sin embargo como hemos dicho anteriormente las plantas que adquirimos suelen estar manipuladas y el primer año el periodo de inactividad nos puede sorprender en cualquier instante.

       Nos quedan unos consejos muy importantes sobre las trampas que tan atractivas se presentan ante nuestros ojos. Son ellas las que concentran la mayor atención de los aficionados. A todos les encantaría conseguir grandes bocas rojizas. Este color proviene de una mezcla de factores, luz adecuada, suministro de agua correcto y humedad óptima. No debemos preocuparnos si no logramos un color rojizo luminoso. Nuestra planta puede vivir perfectamente con un precioso tono verdoso aunque podremos meditar sobre la conveniencia de buscarle un lugar con mayor incidencia de luz. Es importante recordar que la dionea es un ser vivo y no un juguete. Por ello no acepta que nos entretengamos con sus trampas obligándola a cerrarlas por el roce en los pelos interiores de las bocas. Debemos cuidar con esmero nuestra plantita y evitar la tentación de lucir sus cualidades frente a las visitas. Las trampas están únicamente destinadas a atrapar insectos, no al divertimento del propietario.

       Si tenemos suerte y observamos frecuentemente la planta, quizás esta nos regale una jornada de caza y la descubramos cerrándose sobre un insecto. La boca permanecerá entonces cerrada hasta la completa digestión, una o dos semanas después de la captura. Cuando se abra deberemos retirar delicadamente y con una pinza, los restos de insecto que todavía permanecen dentro de la trampa. Después de dos o tres comidas la boca morirá.


      

Debemos resistirnos a alimentar a la dionea puesto que no todos los insectos le sientan bien. Hormigas y determinados moscas demasiado grandes, son muy indigestas y perjudicarían nuestra labor de cultivar una planta sana y fuerte. En muchos manuales se sugiere la idea de introducir algún pedazo pequeño de carne en caso de que la planta lleve muchos meses sin comer. Nosotros por nuestra experiencia advertimos del riesgo de esta práctica. Carne o yema de huevo no son alimentos propios de la atrapamoscas, es común que consigan pudrir la boca que los ha atrapado con el consiguiente deterioro de la planta. Lo mejor en caso de que durante muchos meses no haya conseguido ninguna presa, es buscar un diminuto mosquito, ligero y sabroso con que regalar a nuestra plantita. Pero esto como última opción.

       Con lo que sabemos hasta el momento de la Dionea o atrapamoscas, estamos ya capacitados para adquirir una e intentar llevarla adelante. Desde las news de Más Cosas, estaremos atentos a vuestros comentarios e intentaremos solucionar las posibles dudas y problemas que se os presenten. Si conseguís buenos resultados, no dejéis de comunicárnoslos pues disponer de información y orientación en castellano sobre el cultivo de esta especie insectívora es muy complicado. Vuestra experiencia puede ayudar a otros a alcanzar el éxito. En Abril, Mayo e incluso Junio, es fácil encontrar esta planta en las tiendas de flores o viveros. Buscadla entre las variedades más exóticas. Os recomendamos a todos su adquisición, es una verdadera maravilla verla crecer y desde luego llama la atención en cualquier casa.

       Cuando nos hayamos familiarizado con su comportamiento y nos hayamos convertido en unos expertos sobre esta planta podemos lanzarnos a su multiplicación. Esta suele llevarse a cabo por semillas, mediante plantones de hojas o por división. Por semillas no lo recomendamos puesto que hemos considerado que es mejor retirar el pedúnculo que sería el portador de la flor donde se hallan las semillas, para reducir el periodo de inactividad de nuestro ejemplar. En primavera podríamos optar por los plantones. Consiste en cortar una de las hojas de la dionea que como sabemos remata en la trampa y colocarla oblicuamente sobre un sustrato pobre y aguardar a que esta produzca raíces. La división suele dar mejores resultados. Si hemos conseguido una planta sana y fuerte, se multiplicará abundantemente. Será entonces cuando llegada la primavera intentaremos dividir la dionea en dos respetando los grupos de hojas que se hayan formado. Es decir separar de raíz un grupo de hojas cercano y que aparentemente se muestre unido. Pero estas actuaciones ya responden a verdaderos expertos. Primeramente nos debemos contentar con mantenerla sana y con vida. Antes de terminar vamos a repasar una vez más los consejos más importantes para nuestra planta:

ALTA HUMEDAD.
MUCHA LUZ
AGUA SIN CAL Y SIN SALES MINERALES
NADA DE ABONOS
26º-C DE TEMPERATURA MÁXIMA
10º C DE TEMPERATURA MÍNIMA

       Ahora solo nos resta lanzarnos a la calle en busca de nuestra Dionea. Os recordamos que en cualquier ciudad mediana es muy fácil de encontrar en las tiendas de flores. Seguro que no tendréis que recorrer muchos establecimientos para dar con una. Su precio suele oscilar entra las 1000 o 2000 pesetas dependiendo del tamaño. Vale la pena la inversión. Es un ejemplar delicioso que nos puede proporcionar muchas alegrías y que pronto se convertirá en el centro de atención de la casa. En esta revista aguardamos el relato de vuestras experiencias y observaciones. Entre todos intentaremos que nuestras atrapamoscas se conviertan en hermosas plantas carnívoras. Estamos dispuestos a solucionar todas las dudas que se os presenten. ¡Ánimo y a por la Dionea!






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