GUIONES DE TEATRO DE MILA OYA

Caldo radical por Mila Oya




VIDA CULTURAL DEL PERIODO HELENISTICO


      

De este modo se designa la desarrollada en los tres siglos siguientes a la muerte de Alejandro y comprende, pues, no sólo la que se produjo en los reinos cuya historia política se ha reseñado sucintamente, sino también la desarrollada en los primeros siglos del mundo romano. Ello indica ya que se trata esencialmente de una cultura de transición entre la griega clásica y la romana plena, pero este carácter de interinidad no la priva de una importancia que parece cada vez mayor a los historiadores al comprobar que tiene muchos contactos con la nuestra actual, y que pocos progresos esenciales se han desarrollado que no tengan su base- científica, literaria o artística- en aquel mundo que surgió tras la prodigiosa campaña de Alejandro. El rasgo esencial de la cultura helenística fue, tal vez, el progreso económico que nació a consecuencia de la conjunción de varios factores.

       El tesoro persa conquistado por Alejandro y repartido por sus sucesores movió un cambio en la mentalidad griega, hasta entonces desantendida de todo lo que fuera actividad económica, aparte de la imprescindible para la vida corriente. Surgió, de ese modo, un verdadero capitalismo, apoyado en el aumento de circulación fiduciaria debido a nuevas técnicas de acuñación de moneda y de incremento de metales nobles para su acuñación y al formidable desarrollo de las vías de comunicación, tanto terrestres como marítimas. El aumento de capacidad de las naves y el establecimiento de itinerarios fijos sirviéndose de los viejos caminos de los soberanos persas, concebidos casi únicamente para un servicio militar, así como la habilitación de puertos comerciales, contribuyó a este comercio.

EL COSMOPOLITISMO.

       Las campañas de Alejandro habían llevado ya a millares de griegos a Asia y a Egipto, con lo que sembró un germen de cosmopolitismo (esta palabra es de origen helenístico, y significa "ciudadanía del mundo") que la facilidad de viajar, debido al citado progreso de las comunicaciones, no hizo más que aumentar. Apareció así un nuevo tipo de heleno, no ya el viejo ciudadano de la polis para el que sólo contaban los problemas de su ciudad, sino el "ciudadano del mundo"- del mundo griego, naturalmente-, para el que nadie ni nada era extraño. En otras palabras, no se era griego por nacimiento, sin por espíritu, y este carácter se afirmó más con la difusión de un dialecto ático que se convirtió en el idioma "griego" de todo el mundo helenístico, con lo que las diferencias idiomáticas, que tan profundamente influyen en la separación de los países, quedó borrada. No quiere decir eso que toda la vasta extensión ocupada por el mundo helenístico hablara uniformemente aquel dialecto, pero bastaba que fuera el común entra las clases directoras-intelectuales, políticos, comerciantes e industriales- para que constituyera un vínculo muy fuerte de unidad cultural.
       Este cosmopolitismo se vio acentuado con la creación de ciudades o la restauración de las antiguas y por ello las sociedades helenísticas se vieron fuertemente teñidas de un urbanismo antes reducido a las grandes ciudades griegas, o a las capitales de los Imperios asiáticos y egipcios. De Alejandro se ha dicho que fundó unas sesenta ciudades nuevas, la mayor parte de ellas con el nombre de Alejandría, y se atribuye a Seleuco solo, el fundador de la dinastía de su nombre, la creación de una treintena de Antioquías, Seleucias, Laodiceas, Apameas y Estratónices. Al mismo tiempo, se restauraron otras antiguas, ya famosas como Mileto, Efeso, Klazomene, Troya, Sardes, Magnesia del Meandro, etcétera. El hábito de vida urbana conformó el espíritu de centenares de miles de hombres, antes avezados a la vida rural, y -lo mismo que en nuestros tiempos- el progreso del urbanismo, que constituye uno de los más claros vínculos entre aquel mundo y el actual, tallaron con matiz indeleble el carácter de la nueva sociedad.
       Hay que señalar, por último, como rasgo distintivo de la cultura helenística, el practicismo que impregnó su progreso. Mientras se ha visto que el nivel de vida de la Grecia clásica fue bajo y que el espíritu creador, por formidable que fuera, se limitó al campo de Filosofía (en la ciencia) y al del Arte, los griegos helenísticos, a consecuencia del desarrollo económico, del cosmopolitismo y del enorme aumento de la vida urbana fueron evolucionando desde un sentido puramente estético hasta otro totalmente práctico, en lo que también puede apreciarse un lazo de unión con nuestros géneros de vida presente. Como es natural, este carácter práctico se tradujo en una serie de inventos nuevos que elevaron el nivel de vida del mundo helenístico.

En el número siguiente: LAS MONARQUÍAS ABSOLUTAS.




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