GUIONES DE TEATRO DE MILA OYA

Escalofríos por Mila Oya





MUERTE




Esta sola palabra nos asusta. Son solo cinco letras y por si mismas ya nos impresionan: Muerte, suena demasiado fuerte, demasiado grave e irremediable. Pero la muerte es algo tan natural como respirar, comer o dormir. Es necesaria, general y cotidiana.Sobre ella cualquiera podría elaborar una pila de pensamientos gruesos, profundos, trascendentales y llenos de sentimiento.

Por eso nosotros intentaremos alejarnos del significado sentimental de esta palabra y sin atender al corazón y solo escuchando a la cabeza, intentaremos pensar un poco en la muerte de una manera menos apasionada.
      Es la muerte el cese de las funciones vitales, el término de la vida, o el estado o condición carente de vida, animación o actividad. Es posible que muera una parte sin que ello origine la muerte del individuo y en ciertas formas de vida la muerte no es un fenómeno regular. La muerte de un individuo es muerte somática (de la palabra griega somátikos que significa corpóreo o perteneciente al cuerpo)

Los signos de la muerte son apreciables, pero, como una persona sumida en un sueño profundo puede parecer que está muerta, es necesario observar determinadas señales antes de disponer de su cuerpo. Las principales son la suspensión de la actividad del corazón y de la respiración, pérdida del tono muscular e insensibilidad a estímulos dolorosos. No se encuentra el pulso ni se oyen los latidos del corazón con ayuda de un estetoscopio. Cesa la respiración, el pecho no se mueve. Se pierde el tono muscular en todo el cuerpo, los párpados se abren, los músculos de las pupilas se relajan y éstas se dilatan extraordinariamente. Los músculos de las extremidades se tornan lacios y, si los miembros no se sujetan, adoptan posturas contorsionadas. Hoy en día el rasgo determinante que anuncia la muerte del individuo es la muerte cerebral que deberá ser ratificada por el médico.
       Poco después de la muerte se producen ciertos cambios secundarios. El algor mortis o enfriamiento del cuerpo se realiza en condiciones ordinarias a razón de un grado por hora. El rigor mortis o rigidez de los músculos se inicia generalmente en los músculos voluntarios dentro de las 12 primeras horas y cesa a los 3 o 4 días; probablemente es consecuencia de un cambio químico caracterizado por la precipitación de las proteínas a medida que los músculos se tornan más ácidos. Como la sangre se detiene en ciertas partes, algunos tejidos adquieren un color rojo, fenómeno denominado livor mortis. La sangre se coagula y la córnea de los ojos se seca vitrifica y arruga. El último cambio es la putrefacción proceso por el cual los tejidos del cuerpo se descomponen en elementos químicos simples.

Muerte de partes del cuerpo. Aunque las funciones vitales cesan en determinado momento, ocasionando la muerte del organismo, los tejidos individuales y las células del cuerpo pueden continuar viviendo durante algún tiempo. Por esta razón, los cirujanos pueden emplear trozos de arterias sanas extraídos de cadáveres recientes para reparar las arterias enfermas de sus pacientes o la parte transparente de los ojos de un cadáver para sustituir la de una persona ciega, o cualquier tipo de transplante de órganos tan importante en nuestros días. Cuando tres médicos han ratificado la muerte cerebral del individuo, se inicia el proceso de donación de órganos. Normalmente en cada hospital español, existe un miembro de la Organización Nacional de transplantes que es el que se acerca a la familia para solicitar la donación de los órganos del fallecido. Aunque la ley española establece que se podrá disponer de los órganos del fallecido que no haya establecido por escrito lo contrario, en la práctica esto no sucede así, y es el médico asignado para estos asuntos, el que solicitará a la familia del fallecido su beneplácito para comenzar el proceso de donación. Y los órganos no morirán si el sí se concede y la Organización Nacional de Transplantes decidirá quien será el receptor de los órganos cedidos. Este será avisado y acudirá al hospital más próximo a la espera de la llegada de un órgano vivo y en buen estado.
       Es la cercanía el criterio seguido para asignar los órganos donados y si en caso de que en España no existiese un receptor, el órgano volaría a cualquier otra parte de Europa o del mundo. De este modo la muerte da lugar a la vida de un paciente enfermo. Es España el país con mayor número de donantes de Europa, pero aún así, de cada diez fallecimientos en dos son negados los órganos por la familia. Solo los órganos de estos dos casos morirán, los demás seguirán viviendo proporcionando salud y felicidad a un enfermo.

Inmortalidad de las células. Aunque el hombre y la mayor parte de los animales de organización superior sean mortales y estén sujetos por tanto a una muerte inevitable, ciertas formas de vida disfrutan de una inmortalidad natural. Por ejemplo, la mayor parte de los animales unicelulares como el familiar paramecio, al envejecer se dividen simplemente en dos nuevos individuos con lo que se renueva su vida sin dejar tras de si ningún cuerpo muerto. Este proceso continuará eternamente a menos que suceda un accidente que destruya el organismo. Un fenómeno similar se presenta en algunas plantas, circunstancias que aprovechan los cultivadores para ganar tiempo en la propagación de algunas especies.
       En los complicados animales multicelulares la muerte es inevitable. Puede demostrarse fácilmente que la muerte no es necesariamente una propiedad de las células individuales ya que las de los seres humanos u otros mamíferos continúan desarrollándose durante periodos indefinidos al separarse del cuerpo y ser colocadas en un ambiente adecuado, por el procedimiento llamado cultivo de tejidos. De manera semejante, fragmentos de tejidos de un animal pueden ser trasplantados repetidamente a otros de la misma especie, siempre que se desee. Por consiguiente, lo que mata al organismo es un derrumbamiento de la organización interior de la economía del cuerpo y de las interrelaciones de los distintos órganos y tejidos, no es un proceso mortal inevitable de las células.
       Los seres humanos llevan también dentro de su cuerpo ciertas células especiales sexuales que son potencialmente inmortales en un sentido. La unión de las células sexuales masculinas y femeninas originan la formación de un nuevo individuo cuyas células sexuales son capaces de formar otros seres para continuar el proceso indefinidamente. De este modo se asegura la conservación de todas las especies con inclusión de la raza humana

La muerte en el arte y la literatura. El fenómeno de la muerte ha influido enormemente no sólo en la ciencia sino también en la literatura, el arte, la filosofía y al religión. En la mitología griega, el sueño, Hynops, y la muerte, Thanatos, eran hermanos gemelos de la familia de la Noche, que comprende también los Hados Hespérides, Némesis y Momo, dios del ridículo y la crítica adversa. El sueño y la muerte habitan en las costas del mar occidental en la oscuridad subterránea, juntamente con sus otros hermanos, los Sueños. Los hermanos gemelos aparecen frecuentemente en la Iliada, la lucha de Hércules con la Muerte por Alcestes, hija de Pelias, se describe en el poema, de Robert Browninig, Balustion´s Adventure. Muchas estatuas y pinturas sobre vasos griegos representan a la muerte. La importancia de la muerte en el arte y la vida del antiguo Egipto es manifiesta. Durante la Edad Media, multitud de artistas abordaron el tema de la Danza de la Muerte y aún se emplea la semblanza artística del Puente de la Vida. Durante la edad de Oro de la pintura y escultura cristianas las muertes de los mártires, santos y religiosos eran tema frecuente y motivo de inspiración artística. La muerte de Cristo en la Cruz ha inspirado un cuerpo completo del arte único , ya que fue este acontecimiento el que da sentido a la religión cristiana. Todas las religiones han dado alguna solución al problema de la muerte. La mayor parte de ellas no se avienen a aceptar la muerte como un simple proceso biológico o bien la cesación de todo proceso; debe explicarse su significado en la vida.

Los artistas modernos se preocupan menos de la muerte como materia de representación, aunque Goya, Picasso y otros han denunciado los horrores de la guerra recurriendo al tema de la muerte. También en la música surge con frecuencia el tema de la muerte, algunas de las grandes sinfonías contienen magníficas marchas fúnebres.

Es pues la muerte inspiración u ocaso, esperanza para muchos desesperación para otros, es simplemente un hecho inevitable que no debemos olvidar y que podemos intentar asumir, recordando que nuestra muerte puede dar lugar a la vida siempre y cuando pongamos nuestros órganos a disposición de la Organización Nacional de Transplantes.






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