GUIONES DE TEATRO DE MILA OYA

Muerte de un caniche por Mila Oya




EL OCASO DE LAS "POLEIS" GRIEGAS




      

El triunfo de Esparta en la Guerra del Peloponeso la convirtió en el árbitro de los destinos de todas las poleis griegas; pero la formación de aquel Estado imperialista no era la más apropiada para mantener una ficticia unidad sobre el dividido territorio helénico. Los Treinta Tiranos gobernaron en Atenas menos de un año. Los demócratas, emigrados en su mayor parte a Tebas, aprovecharon las discordias surgidas entre dos de los Tiranos -Teramenes y Critias-, terminadas con la victoria de este último, que obligó a beber cicuta a Teramenes y asesinó a más de 15 000 atenienses en un período de ocho meses. Un jefe demócrata llamado Trasíbulo venció a Critias en Muniquia (404), y al año siguiente restableció la constitución democrática promulgando una amnistía de la que sólo se exceptuó a Sócrates.


TEMPLO DE APOLO, CORINTO       

Ante la rebelión, acudió de nuevo Esparta a Persia, pero lo que interesaba al Gran Rey era mantener la desunión entre los griegos, por lo que no vaciló en apoyar ahora a los atenienses, protegiendo a Conón. El rey de los espartanos, Agesilao, venció en Coronea a atenienses y tebanos coaligados, pero la escuadra ateniense, al mando de Conón, batió a la espartana delante de Gnido. A la vista de este triunfo, los persas cambiaron de orientación y ayudaron de nuevo a los espartanos, y unos y otros hubieron de aceptar la paz humillante que se firmó en Sardes el año 387, conocida con el nombre de Paz de Antálcidas, del nombre del embajador espartano en la corte del Gran Rey que era entonces Artajerjes II.

Persia volvía a dominar las ciudades griegas del Asia Menor y prohibía la formación de Ligas de ciudades helénicas; era el desquite de la paz de Cimón.

      

Muchas ciudades griegas se resintieron de esta paz vergonzosa, y a la cabeza de ellas se colocó Tebas, que contó en aquel tiempo con dos grandes figuras -Pelópidas y Epaminondas-, que reorganizaron el ejército dotando a la "falange" (así se llamaba la unidad militar griega) de una movilidad desconocida hasta entonces. Tebas encabezó una coalición contra Esparta y la rehecha Liga del Peloponeso, y en la batalla de Leuctra (371 a. J. C.) deshizo definitivamente la leyenda de imbatibilidad de la falange espartana, cuando derrotó al rey Agesilado de aquel país de modo concluyente.

LA TERRAZA DE LOS LEONES, DELOS

      

La noticia de la victoria de Leuctra causó en toda Grecia gran entusiasmo. Todos los países dominados por el militarismo espartano se sublevaron contra la odiada ciudad. Jasón, tirano de Tesalia, pensó por un momento una nueva unificación de Grecia, pero murió asesinado el 370 antes de Jesucristo. Tebas fue asistida en aquella ocasión por los persas, y con su favor, Pelópidas y Epaminondas soñaron también con el predominio de su ciudad sobre toda Grecia, pero Pelópidas murió gloriosamente en la batalla de Cinoscéfalos (364) y Epaminondas tuvo un fin semejante en la batalla de Mantinea (362), donde como en la Guerra del Peloponeso, pelearon todos los Estados griegos divididos en dos bandos. A punto de morir en la batalla, se le preguntó a Epaminondas qué había que hacer con el triunfo que se estaba alcanzando, y éste contestó: "Haced la paz". y así se hizo, terminando con ella la efímera hegemonía de Tebas sobre Grecia.

En el número siguiente: LA ÉPOCA HELENÍSTICA





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