SATURNO




       La relación de Saturno con la Navidad, se debe a las famosas Saturnales, se trataba de un tiempo de fiesta que se celebraba en el mes de Diciembre, pues es la época en que empieza la germinación de las semillas, lejano preludio de las cosechas futuras. Se celebraban del 17 al 19 de diciembre. Tenían lugar en el periodo más oscuro del año a la luz de velas y antorchas, con banquetes y bebidas, e intercambio de regalos. Las fiestas comenzaban con un sacrificio en el Templo de Saturno, al pie de la colina del Capitolio, la zona más sagrada de Roma, seguido de un banquete público al que estaba invitado todo el mundo. Durante las saturnales, los esclavos eran frecuentemente liberados de sus obligaciones y sus papeles cambiados con los de sus dueños. Gradualmente estas costumbres pasaron al Día de Año Nuevo, siendo asimiladas por la fiesta cristiana de Navidad.

       Saturno es una divinidad itálica y romana identificada con el Crono griego. Su hijo Júpiter, a quien una treta de su madre Rea había salvado de correr la misma suerte que sus otros hermanos - que Saturno había ido devorando a medida que nacían temeroso de que le disputasen el poder -, se rebeló contra él y consiguió destronarle. Saturno abandonó entonces Grecia y se instaló en el Capitolio, en el emplazamiento de la futura Roma, donde fue acogido por Jano. Saturno aparece por tanto como el rey de los aborígenes, las primitivas tribus itálicas y también como el antepasado de los reyes del Lacio. Durante todo el tiempo que reinó sobre el Lacio, los hombres vivieron en la edad de oro, etapa mítica de felicidad y dicha. Es un dios civilizador: enseñó a los hombres el cultivo de la tierra y se le honraba como divinidad tutelar de vinateros y campesinos. Presidía la siembra y protegía los cultivos confiados a la tierra. Era el dios de los abonos, que aportan fertilidad al suelo. Su atributo era una hoz, que utilizaba para segar las mieses, para talar los árboles y podar las viñas. Se le representaba como un anciano cubierto con una amplia capa y con una hoz o podadera en la mano.


Lengua

       En la lengua moderna, una saturnal es una fiesta o reunión que termina en orgía desenfrenada, por alusión a las Saturnales de la antigua Roma. Con el nombre de Saturno fue bautizado uno de los planetas de nuestro sistema solar. Los alquimistas llamaban Saturno al plomo, metal "frío" como este planeta. De ahí el término saturnismo, que designa una enfermedad crónica producida por la intoxicación con sales de plomo.

Literatura

       El tratamiento literario de la figura de Saturno ofrece dos polos opuestos. Desde el verso de Virgilio en las Bucólicas (IV), "... redeunt Saturnia regna" (he aquí que retornan los tiempos de Saturno), quedó asociado al regreso de la edad de oro. "Délfica", poema de Gérard de Nerval incluido en Las quimeras (1854), parece hacerse eco de Virgilio: "¡Regresarán aquellos tiempos que tanto lloras! El tiempo traerá el orden de los días antiguos." Sin embargo Saturno, signo de los artistas, está asociado también a la melancolía, como demuestra un célebre estudio del historiador de arte Erwin Panofsky (Saturno y la melancolía, 1964). Los poetas citan a menudo su nombre. En su "Epígrafe por un libro condenado" (Las flores del mal, 1857), Baudelaire aconseja al "lector apacible y bucólico" que arroje lejos de sí, "este libro saturnino, /orgiástico y melancólico." Verlaine por su parte, se sitúa en la misma tradición al titular su primera recopilación poética Poemas saturninos (1866) y al invocar en el prólogo al "fiero planeta, caro a los nigromantes", cuya influencia marca a los artistas condenándolos al infortunio. De modo más o menos explícito, el signo de Saturno está asociado también a los amores "escandalosos", y en particular a la homosexualidad, como prueban, por ejemplo, varias imágenes de Proust en "Sodoma y Gomorra" (1921)

Iconografía

       Saturno aparece a menudo como un anciano desnudo cubierto por una amplia capa. Girardon (siglo XVIII, parque de Versalles) le presenta como personificación del invierno. Varios pintores eligieron representarlo en el momento en que devora a sus hijos: Primaticio (siglo XVI, Louvre), Rubens (h.1636, Madrid, Museo del Prado) y sobre todo Goya (h. 1820, Madrid, Museo del Prado, el que corona esta página), en una visión de pesadilla donde Saturno aparece como un monstruo desgarbado de enloquecida mirada.

Música

       Hugues Dufourt, Saturno, pieza para instrumentos de viento, percusión e instrumentos electrónicos, 1979. El título refleja la atmósfera de luz macilenta que Dofourt quiso conferir a su obra.





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