GUIONES DE TEATRO DE MILA OYA

Escalofríos por Mila Oya








      Los historiadores de la Roma clásica acuñaron este nombre para designar a los monumentos antiguos que consideraban realmente unas obras maestras del arte y de arquitectura del momento. Hoy de nuevo Las siete maravillas del mundo cobran actualidad. Una web está intentando elaborar una nueva lista que incluya las obras más destacadas de todos los tiempos hasta este siglo. Todos podemos votar y decidir los monumentos que incluirá esa lista que a partir de entonces serán las llamadas siete maravillas del mundo.


       Aquellos magníficos monumentos de la antigüedad que no tardarán en ser desbancados por obras más modernas, no pueden caer por ello en el olvido. Por eso nos hemos decidido a darles un repaso que quizás sea póstumo pues sus sustitutas están a punto de subir al podio de la gloria.

       1. Las pirámides de Gizeh en Egipto, eran las obras arquitectónicas y artísticas que fueron consideradas por los historiadores de la Roma clásica como las primeras de las muestras más extraordinarias de la antigüedad. Fueron construidas durante la IV dinastía (c. 2680 a.C.-c. 2544 a.C.). Es el conjunto más antiguo de entre los que integran Las siete maravillas del mundo y el único que ha sobrevivido hasta nuestros días.



      2. Los jardines colgantes de Babilonia. Se supone que fueron construidos por Nabucodonosor II hacia el 600 a.C. Se trataba de una serie de terrazas ajardinadas que iban formando una especie de montaña completamente artificial. Son miles las referencias a esta maravilla que ninguno de nosotros ha podido jamás comprobar, ya que estos jardines de ensueño no han resistido el paso del tiempo. Hoy solo recordamos su nombre y nos imaginamos, gracias a minuciosas descripciones de su magnificencia, la belleza de sus terrazas y el placer que produciría recorrer hasta el último de sus deliciosos senderos.



RESTOS DE LA CULTURA BABILÓNICA

       3. La estatua criselefantina de Zeus (mediados del siglo V a.C.) fue una figura de 12 m de altura labrada por el escultor griego Fidias para ocupar la cella del templo de Zeus en Olimpia. Por desgracia tampoco esta mole de descomunales dimensiones consiguió sobrevivir a los avatares de la historia.
       4. El templo de Artemisa en Éfeso (Grecia, 356 a.C.). Este templo combinaba un colosal tamaño, con una profusa decoración Helenística. Todos los escritos que nos hablan de él, describen la impresión que se recibía al contemplarlo y la emoción que producía recorrerlo. Desafortunadamente fue destruido por los bárbaros en el año 262 d.C.
       5. El mausoleo de Halicarnaso (c. 353 a.C.) era una tumba monumental, esculpida por los mejores artistas de la época para el rey Mausolo de Caria (Asia Menor). En este caso si podemos visitar esta maravilla del mundo antiguo. Al menos lo poco que queda de ella puesto que el tiempo y las sucesivas guerras lo destruyeron en su mayor parte. Aún así recibe muchas visitas al año.
       6. La sexta quizás sea una de las más importantes y conocidas. El mítico coloso de Rodas que nuestra imaginación muchas veces ha recreado siguiendo las consignas descritas por los historiadores. Era una estatua de bronce de 30 m de altura que representaba a Helios, dios griego del Sol, erigida en el 280 a.C. como puerta de entrada a la bahía de Rodas y destruida 55 años después. En muchos pasajes históricos se nos habla de ella y se nos explica su curiosa ubicación. Cada una de sus piernas se hallaba en una margen del río. Por este motivo los tripulantes de las naves fluviales no podían menos que sobrecogerse cuando los buques se deslizaban entre las piernas del coloso.
       7. Por último podemos mencionar al no menos conocido Faro de Alejandría (c. 280 a.C.), situado en una isla de la bahía de Alejandría (Egipto). Se convirtió en el faro más famoso de la antigüedad por sus nada desdeñables 134 m de altura, el faro más grande del mundo. Desgraciadamente fue destruido en el siglo XIV.

       Estas fueron Las Siete Maravillas del mundo antiguo. Ahora a las puertas del siglo XXI nos toca a nosotros escoger las nuevas siete maravillas. Sean cuales sean las afortunadas, deseamos que las que hasta hoy ostentaban el título de las mayores obras de la humanidad no caigan en el olvido y permanezcan en nuestra memoria en honor a los que con tanto esfuerzo las construyeron en aquellos lejanos años.






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