![]() Resultaría interminable recoger las innumerables tradiciones navideñas, muchas de las cuales son conocidas y practicadas por todos nosotros. Decorar el árbol, poner el belén, cantar villancicos, son ocupaciones corrientes en estas fechas tan especiales. Sin embargo hay otras tradiciones que por ser practicadas en países lejanos o en tiempos remotos aunque las hayamos incorporado a nuestra rutina festiva, la mayoría de las veces desconocemos su origen y su significado.
Otra tradición europea es la de colocar sobre una mesa una vasija de agua, con la que el jefe de la familia debe rociar a media noche todas las habitaciones de la casa pronunciando fórmulas propiciatorias. En ambas costumbres es evidente el arraigo de antiquísimos ritos, ligados al poder destructivo y purificador del fuego. En el cuadro de "prodigios atribuidos a todo comienzo del ciclo anual o estacional", se encuentran las numerosas creencias de encantamientos y acontecimientos extraordinarios que se han de realizar la noche de Navidad: así, antes era costumbre el "encantar" la espada para que diese al que la llevaba una especir de inmunidad, y existía la creencia de que quien naciese a media noche, al punto se convertiría en lobo, si era varón, o en bruja si era hembra, a menos que el padre o padrino del recién nacido le hubiese impreso con un hierro al rojo una pequeña cruz en la planta de un pie, superstición que reflejaba una fusión entre la fuerza del símbolo religioso y la del fuego. Por otra parte existe la costumbre de intercambiare regalos con ocasión de la Navidad, regalos que a los niños de algunos países europeos se les dice que los trae el Niño Jesús, o papá Noel, o Santa Klaus. Sin embargo, en España los regalos para los niños se retrasan al día de los Reyes Magos (6 de enero). La costumbre de los obsequios de Navidad parece derivar de las "estrenas" de Roma, ramas de un árbol consagrado que los romanos se intercambiaban como augurio de prosperidad y de abundancia, en las calendas de enero. Según la leyenda, el primero en inaugura esta costumbre debió de ser Tito Tacio, rey de los sabinos, al pedir a sus súbditos cada fin de año un ramito de laurel o de olivo cultivado en el bosquecillo sagrado de la dios Strenia (de la que deriva el nombre de "strena"). Aunque la tradición de la estrena romana traiga a la memoria fácilmente la del árbol de Navidad, parece que haya que excluir toda relación entre ambos. Por lo demás, los orígenes de la tradición del árbol de Navidad, del que se ha discutido mucho (Entre las hipótesis, se ha pensado en una relación con el árbol de Adán y Eva, que aparecía frecuentemente en las representaciones medievales), son todavía oscuros y se hallan envueltos en la leyenda.
Mucho me temo que también los Reyes magos terminarán siendo recordados únicamente como una tradición antigua caída en desuso. Es el precio del consumo de cultura americana; sobre todo sus películas hacen que nuestros hijos conozcan más a Papa Noel que a los legendarios Melchor, Gaspar y Baltasar. Personalmente me apena que el bonachón anciano los derroque próximamente, aunque como dice mi hijo, que la Navidad esté llena de regalos, es lo único importante. |