![]() "Y el sapo fue príncipe feliz y la princesa fue feliz a su lado" Jose borró insistentemente y corrigió sin descanso intentando ignorar los escalofríos que sin querer producía en el cuerpo de su amiguito. -Sobra, "príncipe", y sobra, "a su lado"- murmuró. Por fin la obra fue rematada. " Y el sapo fue sapo feliz y la princesa fue feliz exploradora" De repente la fuerza cesó. Los animales cayeron al agua extenuados pero no se perdieron ni un solo detalle de lo que ocurría. El sapito se acercó a la princesa y la saludó muy cortésmente. -¡Buenos días croac princesita! -Buenos días sapito. ¿Es usted un sapo feliz? -Si croac lo soy- respondió el sapito- y usted ¿es feliz? Croac - Si, desde luego. Soy una feliz exploradora. -Hasta luego, princesa croac exploradora. -¡Hasta luego sapo feliz! ¡Qué tormenta de aplausos! ¡Qué alboroto de alegría! ¡Qué locura de remate! ¡El palco se venía abajo por la felicidad de la escena final! ¡Hasta hubo lágrimas que corrieron por ciertas mejillas! ¡Todo un espectáculo! El público estaba en pie y ovacionaba sin cesar a los personajes. Jose abrazó y besó a su amigo el sapo y entregó un ramo de flores a la princesa que en un periquete había recogido la libélula aviadora. Ya no quedaba nada más que desearles mucha suerte, escribir el fin y volver a casa. Y así se hizo. Jose se despidió de todos con alegría pero también con cierta tristeza, como suele suceder en las despedidas, y con el lápiz escribió sobre su amigo letrado: Fin. Y como por arte de magia se encontró de nuevo en su casa inmerso entre una multitud de hojas de periódico y con un sapo de papel en la mano. Lo guardó en el bolsillo con mucho cariño. ¡Jamás lo olvidaría! ¡Había sido estupendo! ¡Una verdadera película! Pero todo había acabado. Una sonrisita asomó a los labios de Jose. Todo había acabado. Sí. Pero no por mucho tiempo. El sabía que su padre compraba el periódico todos los días y el ahora conocía el secreto para convocar a los sapos de los cuentos, sólo doblando papel. ![]() ![]()
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