GUIONES DE TEATRO DE MILA OYA

Muerte de un caniche por Mila Oya




Un cactus en casa



Piedras vivaces


     Esta cactácea tan extraña que recuerda más a una piedra que a una planta, de ahí su nombre, es una lithops karasmontana var. Seguro que alguna vez la has visto en cualquier tienda especializada o en unos grandes almacenes. Las piedras vivaces son los cactos de compra más frecuente. A causa de su escaso precio y su aspecto extravagante son los preferidos por los aficionados.


    Quizá alguien os haya regalado una con motivo de un cumpleaños o de una celebración o de una simple visita; es un presente muy recurrido por su aspecto original y gracioso.

También es muy probable que esta se halle olvidada en un rincón de la casa sin recibir la más mínima atención, languideciendo en vez de florecer, pues aunque parezca increíble, estas piedras vivaces regularmente nos sorprenden con deliciosas y delicadas flores, en esta variedad de color blanco.


    Si aún no sois propietarios de una pequeña lithops, es el momento de adquirirla y alegrar cualquier cuarto de vuestras casas con su simpática presencia. La piedras vivaces no requieren excesivos cuidados. Con un poco de dedicación y un emplazamiento adecuado, se puede conseguir su floración principalmente en septiembre aunque según su situación esta puede variar de época.




    Es un espectáculo maravilloso cuando esta pequeña piedra, aparentemente inerte, nos agasaja con su suave flor blanca, poniendo en evidencia la intensa vida que recorre su menudo cuerpo

    Una ventana es el lugar adecuado para que una lithops se encuentre más a gusto. Si tenéis la suerte de disponer de doble ventanal, ese espacio entre los dos cristales será el lugar preferido por ella.

    Los cambios bruscos de temperatura son muy apreciados por los cactus, de tal manera que si durante el día los rayos del sol incidieron sobre la piedra, creando a su al rededor un espacio caluroso y casi asfixiante, por la noche agradecerá un poco de aire frío del exterior. Abrir ligeramente la ventana sería un estupendo regalo para este diminuto prodigio de la naturaleza.

    Los riegos han de ser siempre escasos y sobre todo en invierno. Cuando llega la primavera es el momento de aumentarlos y con la incidencia de los primeros rayos y con la ayuda de un abono líquido para cactus, el florecimiento está asegurado.

Según su emplazamiento, dependiendo de la orientación del ventanal, se deberá regar con mayor o menor frecuencia pero la intensidad del riego deberá determinarla el aficionado, prestando algo de atención y conociendo un poco a su piedra vivaz. Tocar de vez en cuando el substrato de la lithops para verificar que no esté completamente apelmazado, es una buena opción para averiguar su necesidad de agua.


    

Y pocos cuidados más requiere este encantador cactus. Podríamos transplantarlo si nos interesase su crecimiento, pero en un pequeño tiesto se encontrará igualmente cómodo y florecerá sin problemas.






PORTADA

GUIONES DE TEATRO DE MILA OYA