EL CANTO DE LAS AVES 
Este es un término empleado para designar una amplia variedad de manifestaciones
vocales de las aves, que sirven para transmitir informaciones relacionadas con el
apareamiento. Unas pocas especies son mudas (por ejemplo, las cigüeñas y ciertos
pelícanos y buitres), pero la mayoría emiten sonidos de uno y otro tipo.
Particularmente en un grupo, el de los pájaros cantores o canoros (suborden oscines
del orden pasariformes), las vocalizaciones están ordenadas para formar una secuencia
reconocible de notas, en general de más de un tipo y que guardan cierta relación unas
con otras. Esta relación suele ser relativamente fija, y origina un patrón específico de
vocalización conocido como canto del ave en cuestión.
No siempre es fácil distinguir entre el canto y la llamada de un ave. La nota de
llamada suele ser única (a veces se trata de una misma nota repetida), como en el caso
de las llamadas de vuelo de los pinzones o las de comida de los paros, pero ciertas
vocalizaciones que funcionalmente se incluyen en la categoría de cantos son poco más
o menos que notas de llamada repetidas. Como ejemplos cabe citar el canto de ciertos
chorlitos y palomas. De hecho, tales aves son incapaces de emitir un sonido similar al
de las verdaderas canoras, ya que solamente éstas tienen siringe, órgano vocal de
complejidad suficiente para producir sonidos diversos y variables. Así, pues, el canto
de las no oscines ha de limitarse a simples arreglos y modificaciones de las notas de
llamada. 
En los verdaderos pájaros canoros, una especie determinada puede exhibir una amplia
gama de vocalizaciones, desde simples notas de llamada hasta un canto elaborado, con
patrones de notas de llamada, relativamente sencillos, en medio. Al principio de la
estación de cría, antes de haberse desarrollado totalmente el canto, éste, sólo se
compone, a veces, de unas notas simples. Sin embargo, el canto verdadero suele ser
fácilmente reconocible por su complejidad musical.
La principal diferencia entre el canto y otros tipos de sonidos emitidos por las aves se
basa en las circunstancias en que se producen. En la mayor parte de los casos, el canto
está relacionado con la reproducción. Es una parte importante del comportamiento
territorial, ya que la mayoría de los pájaros canoros lo emplean para establecer,
delimitar y defender el territorio de cría. Es frecuente que el macho cante situado en un
lugar especial, de forma que sus oyentes pueden localizarlo con mayor facilidad. Si, al
principio de la estación de cría, un macho recién llegado a una zona oye a otro cantar
vigorosa y repetidamente desde el mismo árbol, tendrá la seguridad de que se trata del
propietario de aquel territorio, y, en consecuencia, se irá a otra parte. Por lo tanto, se
puede considerar el canto como una forma de evitar las luchas por un territorio. Sólo
se producen combates cuando no hay espacio suficiente para todas las parejas en celo,
o, en menor grado, en los límites entre unos y otros territorios.

Parece que el canto es también importante para mantener los lazos entre las parejas y
para que éstas sincronicen sus actividades durante la época de cría. Como otras
funciones relacionadas con la reproducción, está regulado por la secreción de
hormonas sexuales en los testículos o en el ovario, y suele considerarse acertadamente
como parte importante de la exhibición sexual.
Por el contrario, los otros tipos de vocalizaciones se emplean en circunstancias que
están poco o nada relacionadas con la actividad sexual. Como ejemplos tenemos las ya
citadas llamadas de vuelo o de alimentación, así como las numerosas vocalizaciones
que sirven para establecer la comunicación entre padres e hijos. Se trata, pues, de
medios encaminados a la supervivencia del individuo y no a la conservación de la
especie, que es lo que constituye la finalidad primordial del canto.

Debemos hacer mención de los sonidos instrumentales producidos por las aves, que a
no ser por su origen, cabría incluir entre la categoría de Canto, entendido este como
una serie de notas, generalmente de más de un tipo, emitidas en sucesión y
relacionadas de forma que se puede reconocer una secuencia o pauta en el tiempo.
Desde el punto de vista funcional, estos sonidos relacionados con la exhibición sexual,
ciertamente pueden considerarse como una forma de canto. Entre ellos se incluye el
tamborileo que producen contra el suelo las plumas de la cola de la agachadiza al
soplar el viento entre ellas cuando el ave se cala, el que produce el carpintero cuando
golpea rápidamente con el pico las ramas u otras estructuras resonantes, el ruidoso
aleteo que acompaña el cacareo de los faisanes y el batir de alas de los pichones
durante sus vuelos de exhibición. El canto de algunas especies es mucho más complejo. En el PETIRROJO (Erithacus rubecula), por ejemplo, el repertorio contiene más de 1300 motivos
diferentes, y hay individuos que emplean varios centenares de ellos. Esta diversidad
depende en gran parte de las combinaciones y permutas de los elementos que
constituyen cada motivo. Se introducen asimismo cambios de organización de los
motivos y parece que el ave es capaz de improvisar hasta cierto punto, sobre el tema
de cada motivo.
El petirrojo nos proporciona un ejemplo de ave cuyo canto resulta musical y agradable
a cualquier oído humano. Cualquiera que sea la definición de música, la mayoría de las
personas consideran musicales los cantos de muchas especies de aves. El MIRLO (Turdus merula), el
RUISEÑOR (Luscinia megarhynchos), el tinamú de América Central, el carnicero policromo de Australia y el
solitario de las montañas Rocosas constituyen solo algunos ejemplos de las muchas
aves notables por uno u otro aspecto de sus cantos, que resultan muy agradables.
La cadencia de las unidades que constituyen el canto, es evidentemente uno de los
factores importantes de su efecto, tanto sobre otras aves como sobre los seres
humanos. Suele ser única para cada especie: así ocurre con la aceleración que puede
apreciarse en el canto del pinzón o del lagópodo escandinavo, la variación observable
al comparar las dos notas por segundo del MOSQUITERO común (Phylloscopus collybita), las 300 notas por ocho
segundos del CHOCHÍN (Troglodytes troglodytes), o los cambios de velocidad y variaciones de motivo del ruiseñor
o de la curruca capirotada.
Pero en algunas especies intervienen en el canto más de un individuo. En varias
especies de horneros (furnáridos) y motmots (momótidos), ambos miembros de la
pareja cantan a dúo. Otros grupos aún llegan a más, ya que los dos sexos alternan su
contribución al canto conjunto, en lo que demuestran una perfecta sincronización. Así
sucede, por ejemplo, en algunos tiranos (tiránidos), chochines (troglodítidos),
alcaudones (lánidos) y barbudos (capitónidos). En muchas de estas especies la
sincronización entre las dos aves llega a tal punto que sólo parece cantar un animal.
El mimetismo invita también a algunas aves a emplear las vocalizaciones de otras,
dentro de las características de su propio canto. Es bien conocida la capacidad imitativa
de los loros, los cuervos y los minás, pero existen otras muchas especies que, en
condiciones naturales, incorporan en sus cantos las vocalizaciones de aves distintas, e
incluso otros sonidos. El estornino pinto, Sturnus vulgaris, el sílvido, Acrocephalus
palustris, el Minus Polyglottos y el jardinero capilla, Chamydera maculata, constituyen
ejemplos sobresalientes de ello. Se ha comunicado el caso de un sinsonte que entonaba
parte de los cantos de otras 30 especies por lo menos. Y un estornino que anida en el
tejado de la casa del autor de estas líneas imita a más de 22 especies de aves propias de
Inglaterra, así como a ovejas, perros y seres humanos. Pero es probable que los
mejores imitadores sean las aves del paraíso, las aves lira y los jardineros australianos,
que mimetizan no sólo a una amplia variedad de otras aves y mamíferos, sino a gran
cantidad de sonidos inanimados, desde la bocina de un automóvil hasta el agua que cae
en un cubo. Sin embargo, hasta el momento se desconoce la función de tal desarrollo
en la capacidad imitativa.
Además de la posesión de plumas y de las ventajas derivadas de este hecho, es posible
que la característica más sobresaliente de las aves, en conjunto, sea el uso de
vocalizaciones en el canto. La capacidad de cantar ha llegado en ellas a un grado más
elevado que en cualquier otro grupo de animales, con la excepción del hombre, y en la
mayor parte de las especies desempeñan un papel fundamentalmente en su existencia.
P.M.D.  
OTROS EJEMPLOS DE CANTOS DE AVES:
GARZO Ardea purpurea
MOSQUITERO Phylloscopus trochilus
VENCEJO Apus apus
TARABILLA Saxicula torquata
COLIRROJO Phoenicurus ochruros
 

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