Del águila se despidió
con una saca en su brazo salió,
por la puerta se perdió,
las piramides observó
y hacia ellas se dirigió
muy decidido al atraco.

Un agujero encontró
bajo un ardoroso sol
en la arena del desierto
y por el se deslizó
con la antorcha que encendió
y por un pasadizo caminó
hacia el corazón del misterio

Le temblaban las piernitas
que eran solo de papel
Aún así caminaba
arrimado a la pared.





Algunos ratones corrían
muy cerca de sus zapatos
y de vez en cuando les daba
un ligero zapatazo.

Allá a lo lejos de pronto
entre las tinieblas descubrió
una puerta imponente
que rápidamente abrió.

-¡La cámara del tesoro!
-encantadísimo exclamó.
-Llenaré la saca de oro,
tendré de dinero un montón.

Y Qux muy decidido
al sarcófago se acercó
y recogió del suelo tirado
un collar de mucho valor

Pero en el mismo momento
que sus dedos lo rozaron,
oyó un sonido siniestro
que provenía de su lado